Y recorrer las calles pensando en que mañana Dios dará, perdernos en el espacio-tiempo e iluminar alguna trinchera, quitar el olor a putrefacto y dejar nuestro aroma. Y sustituir orgullo por humanidad, cerrar los ojos... y ver en qué nos hemos convertido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario