lunes, 2 de febrero de 2009

Tiemblo, y no de frío.
Me ahogo en lágrimas, que no parecen haber brotado de mis cuencas. Susurro. Cómo me gustaría poder susurrar o poder pensar si quiera. Es más dolorosa la ausencia de palabras que estas, leí en el blog de Saray (http://little-sigma.blogspot.com/) y tiene toda la razón. No sé cómo desatar esos hilos, que alguien mezcló, y ahora habrá que cortarlos, aunque intento una y otra vez soltarlos, con las uñas, con los dientes, pero se transforman en plastilina, y se mezclan, se enturbian los colores, ya no soy yo, sino una mezcla de grises y marrones, producidos por la mezcla.

Y ahora me pregunto, ¿cómo se separan los colores de la plastilina?


Podríamos probar a forzar la máquina, tratar de ver cómo de rápido puede ir este trasto, pero me quedé sin gasolina. Lo siento.

¿Cuando acabaremos con esto?
Y de repente me doy cuenta, de que a veces, soy humana.

Amy.

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